Ese es el dilema con el que tienen que lidiar los administradores de sistemas de las compañías, ¿cómo saber que eres realmente quien dices ser, cuando pones tu nombre y contraseña para ingresar al dominio de la compañía?
Y es que si analizamos, lo más básico de la seguridad se basa en un usuario y una contraseña, por lo tanto es muy importante que esa contraseña sea usada por las personas correctas para las que fueron creadas.
En este caso en particular, la seguridad debería tomar los procesos para identificarse como en la vida real; es decir si una persona necesita tener acceso a una computadora, a una base de datos, al dominio, etc., debería presentar un documento que lo avale como la persona que dice ser y en base a esto otorgar el usuario y la contraseña para que pueda entrar a donde requiera; pero aunque esto pasara, las palabras y las contraseñas se las lleva el viento. ¿Cuántas veces no hemos visto los famosos “papelitos” con la contraseña del jefe, compañero, administrador, etc., sobre el monitor de la computadora? ¿O aquella contraseña que es la “comunitaria” del departamento y se escribe sobre el pizarrón?
Y si, sí existe una solución, utilice una sistema para administrar sus accesos, esto a través de una autenticación robusta, escoja el factor que mejor cubra sus necesidades; factor 1: “algo que sabe”; la simple contraseña, nada seguro; factor 2: “algo que sabe + algo que tiene” por ejemplo un Token, o una smart card, muy parecido a lo que hacemos cuando nos autenticamos al banco por Internet; factor 3: “algo que sabe + algo que tiene + algo que es”, imagine que para entrar a su computadora, le pida una contraseña, luego introducir un Token al usb, y además pasar su dedo para identificación de huella digital, lo mas robusto en el mercado. Complemente con una solución de administración de identidades, donde le permita dar de alta tokens, contraseñas, con periodo de caducidad, revocación o remisión de credenciales.
Asegúrese de quien entra a su red sin dilemas.
Elaborado por: MTI María Jose Albarrán
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